No acartonaron ni el calor ni el
sueño los automatismos de Djukic. Con los mismos recursos que en la división de
plata presentó en sociedad a un equipo que, a falta de apuntalar el fondo de
armario, dará que hablar. El Real Valladolid estiró e hilvanó como de
costumbre, ubicando en las alas las principales novedades y conservando la
columna vertebral que le llevó al honor. La conexión Rukavina-Ebert por la
derecha y los detalles de Omar en la izquierda rubricaron un debut inmejorable.
Fue precisamente en el carril del 2 donde se gestó el peligro hasta el gol de
Óscar, con un Rukavina incisivo en los desdoblamientos y un Ebert interpretando
a la perfección el juego sin balón, amén de un desgaste físico descomunal. La
movilidad del alemán y su armonía con Óscar trajeron en jaque a un sobrepasado
Zuculini y a un desorientado Romaric. Las descargas de Javi Guerra se
encargaban de potenciar esa vertical línea que operaba a espaldas de la pareja
maña. Mientras, de cara a la misma, Álvaro Rubio y Víctor Pérez comían terreno
en inferioridad (Apoño venía a incrustarse para formar un triángulo) y jugaban
a su antojo con las alturas en defensiva y ofensiva. Por detrás, la seguridad
defensiva de la pareja Rueda-Valiente ataba en corto al móvil Postiga. El
equipo no sólo bailó a ras de un césped lamentable sino que también supo sufrir
en repliegue. Manejó diferentes registros que le darán callo en cualquier
escenario. José Zorrilla va a disfrutar este curso.
Del banquillo al camerino: Días decisivos para la
configuración de la plantilla. Se necesitan 17-18 titulares para competir con
garantías y la sensación que hay es de descompensación entre once inicial y
suplentes. Djukic ha sido rotundo con las peticiones y la secretaría técnica
debe sacar petróleo en el sprint final.
Notas
Jaime 6
Rukavina 7
Rueda 7,5
Valient 7
Balenziaga 6
Ebert 7,5
Álvaro Rubio 7
Víctor Pérez 7
Omar 7
Óscar 7,5
Javi
Guerra 7
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Lolo 6
Sastre
s/c
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