Echaba de menos ver fútbol en vivo. Echaba de menos la sensación de
traspasar barreras tácticas, de baremar correctamente las cualidades físicas de
cada futbolista, de empaparte del sonido ambiente, incluso de embobarte con el
calentamiento antes del partido. Además, la
diversidad de aficionados que ofrece un estadio es digna de un estudio
sociológico. Fácil es encontrarse con medio reparto de Torrente, con la familia
que cuela hasta el camping gas y el kit
de cuchillos de Albacete o con el chaval que anhela ser como sus ídolos de
mayor. Para colmo, cuando piso una grada, me viene mi abuelo a la cabeza: dicen
que es necesario –de vez en cuando- rescatar los recuerdos felices de la
infancia.
Ya la experiencia en el campo
trasciende a mística cuando toda la parafernalia colateral se ve acompañada de buen fútbol. Y este Real
Valladolid, lo hace. Es pronto para cantar victoria, pero la puesta en escena
del equipo está siendo inmejorable. La misma soltura y desparpajo que en Liga
Adelante y acierto pleno en las contrataciones (a falta cerrar algún fichaje
para gozar de un fondo de armario de garantías). Seis puntos de seis posibles, cero goles encajados. Colíderes. Djukic
lo tiene todo muy clarito. Ayer, frente al Levante, vimos una versión aún más
superior que contra el Zaragoza. Un Real Valladolid aplastante en dominio,
asfixiante en anticipación, sometiendo a levantinos a buscar marcas y balón
permanentemente.
Miroslav repitió once, con una pequeña variante táctica que a la
larga resulto sumamente productiva: el alemán Ebert ocupó pasillo central, actuando casi como segundo delantero y
dejando toda la banda a Rukavina. Menos desdoblamientos lateral-extremo, pero
mayores ventajas para inquietar a la lenta pareja valenciana. Javi Guerra –de
nuevo- y Óscar diestros en interpretación completaban la faena que comandaban
Rueda desde primera línea y Álvaro Rubio-Víctor Pérez desde segunda: muy
cómodos a la hora de batir las respectivas líneas. Iborra-Diop se veían
superados en círculo central, Barkero era engullido por un imperial Jesús Rueda (MVP del partido junto a Ebert) y el
bigoleador Víctor Pérez barría en horizontal con ayudas frente a las
incursiones de Míchel y Juanlu. Con balón, las perdidas fueron escasas y la
precisión selectiva. Sólo un par de despistes defensivos fue la nota negativa
de un inmaculado partido. El estado
físico y anímico es excelente para afrontar con viento a favor el primer
tramo de la temporada.
Del banquillo al camerino: Son cuatro días decisivos para
completar plantilla con fichajes de última hora. La plantilla es escasa y la carga de partidos pesará como grilletes
en tobillos. A ver si se sigue atinando como hasta ahora.
Notas
Jaime
6
Rukavina
6,5
Rueda
8,5
Valiente
7
Balenziaga
6,5
Álvaro
Rubio 7,5
Víctor
Pérez 8
Ebert
8,5
Omar 7
Óscar
7
Javi
Guerra 7
Lolo
6
Peña
s/c
Neira
s/c
Veo la dinámica del blog a la hora de analizar los partidos de cada jornada del Real Madrid y Valladolid, pero no estaría de más añadir el que a tu entender fuera el mejor encuentro jugado en la jornada, por la calidad del juego desplegado, como fue el partido del Átlético de Madrid. No es por que sea el Atléti, que sí, pero creo que se ha ganado un hueco.
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