miércoles, 25 de mayo de 2011

SENDEROS DE GLORIA

 
Con el volcán islandés brotando en ebullición y el temor a que una opaca nube se apodere de Londres, los dedos esperan cruzados y las espadas a expensas de ser desenvainadas para la gran cita (sábado 20.45 h) de la temporada que tendrá cobijo en el nuevo Wembley. El Barça en búsqueda de su tercera Champions en un período de los 6 últimos años; el ManU en su resarcimiento para vengar la derrota en la gran final de la penúltima edición, y así refrendar su supremacía mostrada hace 3 años. Entre medias, la senda de un camino que marca la cúspide del éxito. Llegó la hora de salir de las trincheras, de calar la bayoneta y perforar la portería del rival. La gloria solo para uno y los honores para ambos. Como juez la sombra acechadora de Messi para agrandar su leyenda.


Los protagonistas en liza
La avasalladora genialidad de Messi, el rodillo castizo de Rooney, el timón superdotado de Xavi, el legendario talento de Giggs, la magia vitalista de Iniesta, el maratoniano recorrido de Park, la garra bárbara de Puyol, la férrea jerarquía de Vidic, el instinto hambriento de Villa, el venenoso desmarque de Chicharito, el ágil dominio de Valdés, la astuta templanza de Van der Sar, el desequilibrio exterior de Alves, el ímpetu atrevido de Fabio, el compromiso infatigable de Pedro, la poderosa electricidad de Valencia, el liderazgo ganador de Piqué, la robustez expeditiva de Ferdinand, la limpia salida de Busquets, el estratégico posicionamiento de Carrick, la potencia  incansable de Abidal y la frenética incorporación de Evra. Tal vez los 22 protagonistas iniciales de la gran final europea. Queda la duda en el carril del “2” devil (postulados como alternativas a Fabio su hermano Rafael o el oficioso O´Shea) y las dos que siguen, una a cada bando.

Incógnita en el 4-4-2 inglés
Carrick en el eje posicional y el trío Park-Giggs-Valencia en el despliegue y la conexión con la dupla atacante se ha consolidado como una media asidua en partidos de alto voltaje. Quizás la suplencia del formidable Nani parece aún más clara en busca de un perfil más batallador y de recorrido ida-vuelta. Un mediocampo generoso en el esfuerzo y la ocupación de los espacios, versátil en la posesión, con una posible puerta entreabierta a la incorporación de un quinto efectivo en detrimento del segundo punta para el 4-4-1-1 con enganche en Giggs (o entrada del explosivo Anderson a la espalda de Busquets) y un fin: ganar en anaeróbico y paliar la superioridad numérica blaugrana en zona ancha. Fletcher podría ser el hombre.

El jugador 12 blaugrana
Polivalente apagafuegos y guardián de los coberturas, el jefecito Mascherano se erige en el dilema de Guardiola a la hora de configurar el entramado defensivo y de propiciar o no un efecto abanico arrastrando a Puyol al lateral izquierdo, si el argentino parte en el centro de la zaga, o acomodando a Busquets junto a Piqué para dejar al de San Lorenzo la barrida en círculo central y la basculación en la ayuda a Alves. El resto se presume como es habitual.

El duo dinámico
Rooney-Chicharito Hernández para desajustar los espacios del sistema culé. He ahí una de las claves de la final. Letales tanto al contragolpe como ante espacios cerrados. Indetectables en el desmarque e imprevisibles en la asociación. Clave será su movilidad en la búsqueda del balón entre el hueco de Busquets y los centrales, incisivos a la hora de sacar de posición a su par, propiciando la llegada desde segunda línea. El mexicano es una de las tres gratas confirmaciones en el panorama de los “9” de área junto al uruguayo Cavani y el colombiano Falcao.

Batalla en la recuperación
El vertiginoso ritmo del ManU frente a la metódica elaboración blaugrana. Ambos buscarán la recuperación para labrar la jugada. Los ingleses llegan a la final con un poderío físico descomunal. Contundentes en el tackle y elásticos en juego aéreo. Por vía exterior con desdoblamiento lateral-extremo y con hilvanación de la jugada por dentro. Los españoles marcando los tempos en las triangulaciones y punzando en las diagonales. Xavi e Iniesta en una correosa misión por hacerse con el control del esférico. Messi aprovechando la zona del “10” para batir la línea de Carrick, lento de movimientos. Bonito duelo en la diestra blaugrana con Alves y Evra retándose en las transiciones. Ídem la pareja de baile en juego aéreo con Piqué y Puyol para mitigar el peligro de -especialmente- Vidic y Rio Ferdinand. Los entresijos son múltiples.

Del banquillo al camerino: Acaba el fútbol de clubs, pero no el de selecciones: Europeo Sub-21, Copa de América y Mundial Sub-20 se presentan a las filas –en orden cronológico- de un tiempo en adelante hasta el corazón del verano. Tres atractivos torneos que conjugaremos con el movido mercado de fichajes.

martes, 17 de mayo de 2011

DOCE HOMBRES SIN PIEDAD

Gestas pasadas y equipos legendarios tiñen de recuerdos la retina. Clásica es la estampa del nieto ávido de fútbol cobijado entre los brazos de su abuelo y recitado -a golpe de carrerilla- por alineaciones perennes. No en vano, factores como la asignación de dorsales clásicos, banquillos más cortos de efectivos, menor carga de partidos o rotaciones esporádicas alimentaban la creación de pseudo-trabalenguas de la clásica 3-2-5.

No obstante, en el fútbol moderno la memoria también nos deleita con escuadras a imagen y semejanza de la gloria, protagonistas de juicios sumarios del triunfo, hermanos de sangre del éxito. Y todo sin necesidad de la búsqueda en testimonios ajenos, una simple conexión entre la mente y nuestro pasado nos trae a colación archiconocidas formaciones. Fagocitadores de victorias que cosecharon sus logros apoyados en el binomio entrenador+once inicial predefinido (o quasi, cuando un imprevisto lo impedía). Donde la cuota del míster se antojaba decisiva para revertir la dinámica, dando lugar a distintas tácticas alejadas del esquema clásico. Pongamos algunos nombres y apellidos, en orden aleatorio.


El largo periplo de Sir Alex Ferguson en el ManU lo podemos segregar en cuatro etapas: la inicial de los Cantona, Ince, Hughes y compañía; la que haré mención; la era Cristiano Ronaldo; y el actual United. Pues bien, la segunda, marcada por la remontada in extremis al Bayern Munich en la final de Champions del 99´, nos muestra el rostro más angelical de los diablos rojos. Sus protagonistas: Schmeichel; G. Neville, Stam, Johnsen, Irwin; Beckham, Keane, Scholes, Giggs; Yorke y Cole. Prototipo del 4-4-2 inglés con una fórmula trifásica infalible: apertura+centro+remate. Orden táctico en la retaguardia (laterales de perfil medio en las transiciones), doble pivote box to box, precisión milimétrica desde los extremos y doble “9” para reventar las mallas. Previa fuerte presión y recuperación en zona ancha, la premisa era clara: ensanchamiento del campo al punto fuerte de Beckham (la rosca al área) o al doble punto de Giggs (el centro templado y el desequilibrio a su par), movilidad de uno de los puntas para arrastrar a su marca, desmarque de su cómplice y generación de factor sorpresa con el descuelgue de Scholes para el rechace o el remate dentro del área. El resultado originaba una verticalidad apabullante y un frenetismo complicado de digerir para el contrario los 90 minutos.

Si la justicia tiene una deuda sine die con el fútbol holandés de selecciones, la antítesis es su máximo exponente a nivel de clubs: el laureado Ajax de Amsterdam. Louis Van Gaal saltó a la palestra con un atrevido y bisoño combinado que alcanzó la gloria europea con un gol del imberbe -por aquél entonces- Kluivert. Corría el año 95. Y estos eran los culpables: Van der Sar; Reiziger, Blind, Rijkaard, F. de Boer; Davids, Seedorf, Litmanen; Finidi, Kluivert (R. de Boer) y Overmars. 4-3-3, asimétrico, de amplia polivalencia y movilidad. Perfil netamente ofensivo con un mediocampo que mordía en el despliegue pero que inventaba en la posesión. Eje central veterano y corrector de los desajustes tácticos que el alegre estilo propiciaba. Puñales en zona exterior y reguero de llegadas en segunda línea con el finlandés Litmanen como un híbrido de “9” y “10” por detrás del punta móvil, tras él el derecho de pernada de Seedorf para el disparo lejano y la exquisita salida de balón del zurdo Davids. Plástico a la par que dinámico.

No podía faltar en el olimpo de los míticos el Milan de Arrigo Sacchi, construido entre el último suspiro de los 80´ y los albores del 90´. El grueso de la selección azzurra y los tres grandes (recordad el límite de tres foráneos en aquella época) de la triunfante selección holandesa del 88´ formaban filas. Galli; Tassotti, Baresi, Costacurta, Maldini; Donadoni, Ancelotti, Rijkaard, Evani; Gullit; Van Basten. 4-4-1-1 con el desequilibrio entre líneas del genial Ruud Gullit, la grandeza técnica de Marco Van Basten en los linderos del área y centrocampistas todoterreno en todos los perfiles. Potencial ofensivo al margen, seña y principal rasgo de identidad de los milanistas era su funcionamiento -cual maquinaria relojera suiza- de su línea defensiva en la habilitación del fuera de juego, con un magistral Baresi a la hora de marcar los tempos en la salida. Y dicen que sólo en fase ofensiva se puede elevar el fútbol al octavo arte, que revisen la sincronización patentada por Sacchi. Dos Copas de Europa consecutivas dan fe para alimentar la leyenda.

Cierro el homenaje con un par de selecciones. La Francia de Aimé Jacquet, en la cima del Mundial 98´, al compás del Nureyev del fútbol: Zinedine Zidane. Tropa al completo por: Barthez; Thuram, Desailly, Blanc (Lebouef), Lizarazu; Deschamps, Petit, Karembeu, Djorkaeff, Zidane; Guivarch (Dugarry). Una especie de 4-5-1 con punto débil en el hombre avanzado, robusto entramado defensivo con vértice superior en Deschamps para el 3-5-2 en las transiciones con laterales largos (decidiendo en semifinales con un formidable Thuram) y dirigiendo la orquesta a su antojo Zidane, bien secundado por Djorkaeff en la asociación y generación de peligro al borde del área. La otra sería la paradójica Brasil del 94´ de Carlos Alberto Parreira; o, lo que es lo mismo: la canarinha más defensiva de la historia. Taffarel; Cafú, Aldair, Marcio Santos, Branco; Mauro Silva, Mazinho, Dunga, Zinho; Romario y Bebeto. Marcado 4-4-2 con laterales-extremos y una rareza de cuatrivote con mayor recorrido exterior de Zinho y algunas incorporaciones de Dunga y –en menor medida- de Mazinho. La autosuficiente magia de Romario y Bebeto bastaban para inventar el gol. El triunfo no riñe con la contraposición de estilos.

Del banquillo al camerino: Era complicado incluir otros memorables equipos sin prescindir de un pequeño análisis de los anteriores. Seguro que los lectores de este blog tienen predilección especial por alguna escuadra del fútbol moderno que no haya sido objeto de mención en el artículo. He considerado oportuno no aludir a nuestro fútbol (la actual selección española, el Barcelona de Guardiola o el Madrid de Del Bosque) por ser temática tan repetida y manida.

domingo, 8 de mayo de 2011

EL IMPERIO CONTRAATACA

Casillas, Reina, Valdés; Ramos, Arbeloa, Piqué, Puyol, Marchena, Albiol, Capdevila; Busquets, X. Alonso, J. Martínez, Xavi, Iniesta, Cesc, Silva, Navas, Pedro, Mata; Villa, Torres y Llorente. He aquí los 23 archiconocidos espartanos, elegidos para la gloria y el honor de nuestro fútbol. Culpables de que la estrella se haya adosado con fiereza y furor a la camiseta nacional. Artífices de regalar un resquicio para la unión dentro de la amalgama balcanizadora que acampa en nuestro país. Exitoso fruto de la enriquecedora diversidad sin tapujos que hace reposar lo heterogéneo en la concha de la homogeneidad,  sin que lo primero intente suplantar lo segundo y donde el entendimiento es la cima vigorosa de todas las cumbres. Dejando el hastío en el campamento base, es de justicia poética el tributar por extensión a aquellos que no fueron encomendados para la gesta más grande del deporte español, así como los que bien pudieran formar parte de venideras y deseadas cosechas. Es hora de sacar pecho del poderío cualitativo y cuantitativo que ondea nuestra bandera futbolera.


La talla en la portería no sólo reside en la altura, también en el nivel. Diego López, Dani Aranzubia o Gorka Iraizoz bien hubiesen podido copar buena parte de las convocatorias de selecciones punteras. Por detrás, el relevo generacional está asegurado por David De Gea y Vicente Guaita. El madrileño como consolidada promesa en torneos de categorías inferiores, dejando buen sabor de boca en su irrupción al máximo nivel, pese a haberse contagiado –últimamente- del síndrome del pavor defensivo atlético. El valenciano ha sido uno de los gratos descubrimientos de la Primera División, mostrando su impronta en escenarios europeos como Old Trafford.

Andoni Iraola es una alternativa real en el carril del “2”, César Azpilicueta un proyecto a medio plazo. Ambos de corte ofensivo, acorde con el hábito. En el centro de la zaga urge la búsqueda perseverante del relevo a Puyol: Álvaro Domínguez se postula por condiciones, Mikel San José por dominio aéreo y Jorge Botía por base. Difícil papeleta para una plaza tan trascendental. El blaugrana Marc Bartra y el colchonero Jorge Pulido serán dos piezas de futuro. En la difícil banda izquierda Jordi Alba y su endiablada velocidad pueden inclinar la balanza de su lado. José Enrique, Roberto Canella o Nacho Monreal forman parte del ramillete incierto de fiables laterales de primer nivel. Tal vez el reconvertido Marc Muniesa.

Dinamismo por bandera y polivalencia como himno es el aire distintivo de nuestro centro del campo. Eso y la suma de una calidad innata. Saben bien de lo que hablo en Villareal. Una inoportuna hernia discal dinamitó las posibilidades de Santi Cazorla de ser parte del entramado. Maneja ambas piernas en golpeo y conducción, derroche físico a raudales y sobresaliente juego combinativo. Su compañero de fatigas Borja Valero es la brújula que todo grande que se tercie –a excepción del Barça- necesitaría. Perfil Xavi con mayor despliegue en el pressing. Bruno Soriano domina las coberturas, garantiza salida fácil y cierre de espacios. El irregular y talentoso Cani es el cuarto en discordia. Al margen del submarino amarillo, larga es la retahíla de nombres de cierto nivel: Pablo Hernández, Joaquín, Xabi Prieto, Mikel Arteta, Diego Castro, Joan Verdú, el denostado Pedro León o el genio esporádico José Antonio Reyes. Canteranos de la casa blanca como Esteban Granero, Dani Parejo o José Manuel Jurado (uno de los talentos más desaprovechados) ansían con su explosión. Ander Herrera, Koke o Javi Márquez huelen a fiabilidad a medio plazo. Sobrado de talento Sergio Canales, cesión de por medio como lanzadera. También el mediapunta valencianista Isco. La joya de la corona futura debería ser Thiago Alcántara, centrocampista total. Ojo a Sergi Roberto y Pablo Sarabia.

Raúl Gónzalez es historia del fútbol español. Lástima que la etapa victoriosa de la selección no haya coincidido con su plenitud futbolística, pese a su destacado actual periplo alemán, llevando al peleón Schalke a semifinales de la Champions. Ya habrá tiempo para extenderse sobore él y otras viejas glorias. Roberto Soldado, Aritz Aduriz o Álvaro Negredo son complementos para nutrir de fondo una delantera, no para imperar. Adrián López o José Callejón alternativas –quizás- a contemplar como apoyo secundario. Llorente al margen, falta un “9” de primer nivel a la antigua usanza que decida en cortos espacios, habilite de espaldas y defina por alto. Quién sabe si el madridista Álvaro Morata esté preparado más adelante. Desde el extremo y llamado a repartir futuras noches de gloria hay un nombre: Iker Muniain. Eléctrico, desequilibrante y con gol. El barcelonista Gerard Deloufeu y el madridista Jesé Rodríguez quedan todavía lejos de la coordenada tiempo, deslumbran en edad juvenil.

Estirpe imperial que domina la galaxia más luminosa, y que cuenta con varios planetas ocultos, preparados para desenvainar la espada. Dos guerras no han bastado para saciar el apetito de conquista. La siguiente Eurocopa espera, la competencia va a ser tremenda.

Del banquillo al camerino:  hoy –a las 17.00 h- se decide la Premier League con el trascendental Manchester United-Chelsea. Un ManU que está acabando la temporada muy fuerte físicamente frente a un Chelsea a más en las últimas jornadas. Penúltima Gran cita de este curso. Partidazo con todas las letras.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LA ROCA

Descafeinado por los hechos acontecidos en el Bernabéu se cerró el carrusel de duelos Madrid-Barça con un serio encuentro marcado por las constantes que fijan los dos estilos opuestos: la posesión y el contragolpe. Tablas con un sólido Barça en el primer acto y un Madrid in crescendo en el núcleo del segundo. Amainada la gresca y aplacada la ira, el fair play hizo acto de presencia con timidez. El Camp Nou rugía, tratando de amilanar la moral blanca, mordisqueada por Stark y enturbiada por una semana de bochornosas declaraciones cruzadas. Un foco de debate para que la polémica no decaiga lo suministró ayer el controvertido gol anulado a Higuaín. Pero, por encima de todo, la gran noticia fue la vuelta de Eric Abidal. Inexpugnable defensor en el campo (top en el carril del “3” con los Evra, Marcelo, Coentrao o Ashley Cole), aferrado luchador en favor de la vida. El fortín de Alcatraz y las corrientes de la bahía de San Francisco tienen en el bueno de Abidal su representación humana en suerte de metáfora, demostrando su dureza tanto en el tapete como fuera de él. Sonora ovación para el cierra de la eliminatoria. Hasta entonces, lo más reseñable fue lo que sigue.


Papeles invertidos
Kaká e Higuaín en detrimento de Özil y Benzema. Fallida fórmula en un duelo que requería destreza en la conducción y precisión en la combinación. El brasileño aglutina ambas cualidades, pero se maneja mejor en carrera larga, el adelantamiento de líneas clamaba la titularidad de Özil para el desequilibrio en baldosa y marcar los tempos a la hora de habilitar llegada, trazar diagonal o romper en verticalidad. El argentino –estado de forma al margen- no es un adalid de la asociación, decide con factor sorpresa y empuja con su potencia, mengua sus credenciales en el juego colectivo. Benzema –actual dinámica enchufada en otro término del debate- marca diferencias en el uso de la pared, la agilidad en la toma útil de decisión y el dinamismo con balón. El pressing a 30 metros de Valdés exigía otras piezas; lo contrario que el partido de ida, donde las transiciones sin balón se presumían más necesarias.

Mascherano, Piqué y Puyol
Luciendo a un sobresaliente nivel. Contundentes al cruce, inteligentes en las basculaciones y expeditivos para paliar el uno contra uno. Conformando un acorazado completado por Alves y compactado en las acometidas ofensivas del brasileño. La inmaculada trayectoria de Puyol brilla todavía más en los grandes duelos, su casta y coraje lapidan sus limitaciones técnicas. Con el paso del tiempo, su leyenda se agrandará en el club hasta coger asiento junto a Don David Barrufet. Uno de los 3 o 4 colosos de su posición en la última década. Por otro lado, hablar de Mascherano es –tal vez- hacer alusión al jugador top con mejor balance físico-táctico. Interpreta la jugada como pocos y suma al bagaje defensivo como nadie. Asumir la condición de jugador doce incrementa su intachable profesionalidad.

Esperando a Sahin
Del trivote al doble pivote para recuperar y lanzar transición. Xabi en su habitual papel clarividente con un punto de lentitud pero con otro de inteligencia en el posicionamiento. Lass sobresaliente en el quite y en la salida airosa de la presión pero con un déficit (lo que no quita que fuese de lo mejor del partido) convertido en lastre colectivo: el abuso de la conducción. Dificultad para hilvanar jugada. Se busca un mediocentro con hechuras en el dominio del esférico y la visión de espacios, parece que el turco Sahin es el elegido, ya habrá tiempo para hablar de sus cualidades. Apuesta netamente ofensiva como pivote en el 4-4-2 y más equilibrada como interior zurdo en un 4-3-3 (con la variante de un interesante rombo con vértice en Xabi y enganche en Özil) con un perfil más batallador junto a él y el “5”. Ojo a una posible conexión con aroma turco Sahin-Özil.

Profundidad y movilidad
Entre la espalda de la segunda línea madridista, el Barça encontró mayores recovecos para traducir y materializar el dominio de posesión en ocasiones de gol, principalmente en la primera parte, donde las intervenciones de Casillas evitaron la ventaja al descanso. Tenaz esfuerzo de Pedro y Messi para desestabilizar el orden blanco con permutas de ambos, diagonales del canario, incrustaciones en zona del “10” del argentino, desmarques al espacio y combinación con los interiores. Un brillante Iniesta coayudaba a la claridad en ¾. Xavi, sin marcaje individual, gozaba de un respiro extra para trazar la línea de pase. Ejemplo de manual colectivo es el gol, con despiste de Marcelo incluido en el cierre de espacio con el central.

Acortando distancias
Los cuatro enfrentamientos directos han dejado la sensación de un acercamiento entre Madrid y Barça. Se ha limado un buen trecho del nivel diferencial desde inicios de temporada a esta parte. Dos empates y una victoria para cada bando. En la batalla más grande ha triunfado la superioridad técnica y la valentía. Nunca sabremos un desenlace de la eliminatoria sin la barrabasada de Stark y el ultraconservador planteamiento de Mourinho de la ida.

Del banquillo al camerino:  La temporada va llegando a su desenlace final. Apunten en su agenda dos citas: el decisivo Chelsea-Manchester United del próximo domingo (ahora, 3 arriba los diablos rojos) y la gran final europea del 28 de mayo entre Barcelona y -presumiblemente- el formidable Manchester. Mientras se acerque esta última se ampliará el repertorio temático de los artículos en el blog (los “otros” seleccionables, leyendas africanas del gol, glorias con dilatadas carreras, etc).