jueves, 26 de enero de 2012

CIUDADANO KANE

Recorro el interminable pasillo de la casa de mis abuelos. De un lado para otro, inquieto, merodeando por el reloj de cuco. Son las 15.45 h y le zarandeo: “abuelo, no llegamos”. Él se estaba calzando, yo aguardaba con avidez y portaba los  bocadillos del descanso. Solían ser de sabrosa ternera, hechos con mimo y maña por mi abuela. Jugaba a las 17.00 h el Racing. Del centro al estadio había un largo paseo pues la costumbre marcaba el paso por la imponente Avenida de la Reina Victoria en vez de atajar por el túnel de Puerto Chico. El ritual se repetía cada vez que entroncaba con mis raíces, de lo contrario el chirimiri de El Sardinero mutaba en gélida niebla del José Zorrilla, y ahí el guardián era paterno. Dicen que por aquél entonces se hacía periodismo deportivo con todas las letras: riguroso como un escuadrón, preciso como un dardo al 50 y profundo como un pozo enfilado hacia el abismo. Carecía del sentido común para saberlo, mi inquietud residía en devorar el MARCA recitando alineaciones cual papagayo, vibrar con los alaridos de Gaspar Rosety viendo al Real Madrid, engullir cualquier deporte y repasar la jornada con Estudio Estadio.

21.15 h de la noche del sábado. 10 años después. Los hombros tersos y las manos agarrotadas en el trayecto que separaba el Carrefour de Mendebaldea de mi piso de estudiantes. Media Universidad de Navarra en el establecimiento comercial. Whisky, refrescos y hamburguesas por doquier. Hielos por el camino previa ojeada al MARCA. La resaca hacía mella con la carga de las dos noches anteriores a las espaldas. Jugaba el Real Madrid a las 22.00 h. Gritar los goles, en una ciudad bulliciosamente antimadridista como es Pamplona, estimulaba. Celebrar los títulos, con visita hostil en Yamaguchi, nos ponía cachondos. Por aquél entonces se gestaba la metamorfosis del periodismo deportivo. Yo no era consciente del todo, no atendía con tanto fervor la información de los medios y mi período de fagocitosis futbolística coincidió con el Mundial de Corea y Japón y la Eurocopa de Portugal, bastante tenía con visionar todos sus partidos y cuadrar el atracón de estudio en plenos exámenes de junio. El habitual seguimiento al Real Madrid no lo solía completar con las referencias de la prensa. Había comenzado la era Internet pero todavía no participaba de ella.


26 de enero de 2012. Más sosegado, más maduro que aquél chaval cargado de bolsas Carrefour y de superficiales motivaciones. En la pomada informativa, desbloqueo el iphone y abro Twitter, es el brazo de opinión y de información. Blogs, podcasts y magazines digitales su profunda extensión. El periodismo deportivo de mayor calado está contaminado. Viles campañas dominadas por fobias, intereses personales de barra y mesa. Mediocres y abrazafarolas al cobijo de redacciones, radios y estudios; a las órdenes del William Randolph Hearst de turno, que suele regocijarse en la sombra. El sensacionalismo pisotea la rigurosidad y la investigación. La contaminación va a más, la calidad brilla por su ausencia. Triunfa el morbo. Claro que, sería injusto meter en el saco a periodistas de verdad; periodistas que informan, opinan, argumentan y transmiten. Es el caso del bisturí de Martí Perarnau, la prosa de Rubén Uría, la sapiencia global de Áxel Torres, la cordura de Gaby Ruiz, el ´cazatalentos´ Aritz Gabilondo, el entusiasmo pionero de Maldini y –en general- de todo ese séquito de ´parabólicos´ (Iván Castelló, Fernando Evangelio, Sergio Santomé, Rubén Fernández, etc) o las retransmisiones –entre otros- de Alfredo Martínez, Sixto Serrano o Carlos Martínez. Por omisión, me dejo a algunos más, por conocimiento o desconocimiento. Constituyen un oasis en medio de un desierto mediático en el que anónimos aventureros deben trepar por dunas de arena y burlar los espejismos hasta llegar al poblado. El desierto es largo pero también finito.

Desconocemos el rumbo. El panorama no es nada halagüeño en una sociedad que masca el producto de fácil digestión y penaliza la creatividad y la originalidad. La demanda no entiende de escrúpulos, la chequera justifica los medios. Pese a las adversidades, surgen y fluyen proyectos etiqueta negra desde el anonimato con el esfuerzo como firma y la pasión como sello. De todos los colores y sabores. Podcasts como @38ecos (excelsa disección de cada jornada liguera), @90MINUTOS (actualidad de las ligas extranjeras más importantes), @Global_Futbol (un acercamiento a las competiciones nacionales más exóticas), @radiovavel (solidez de todos los palos), @lacompañíablanca (ácida y salada) o los mediáticos ´This is Fútbol´ (@futbolcope) y @playFutbolSER, que nos mantienen al tanto de lo que pasa más allá de nuestras fronteras. Blogs con un triunviratum top bien marcado: @ecosdelbalon y los miembros de su comunidad (profundidad de conocimientos sin parangón), @elenganche (dominio del mercado europeo e internacional) y @diariosdefutbol (la historia más pintoresca en un solo click). Periódicos digitales como ´VAVEL´ (@VAVELcom), @sportyou, ´masliga´ (@masliga_web) o @futbolprimera. Magazines digitales como @proyectopanenka o ´Football Everywhere (@FEverywhere). A todos les une el amor al fútbol y al periodismo, les separa los variopintos perfiles personales: ´todoterrenos´ como @Borja_Pardo o @david_delapena, ´adolescentes prodigio´ como @JoseRgomezAvila, ´parabólicos juveniles´ como @DavidFer_o @TomasMartinez23; ´sabios´ como @cartasesfericas; ´compactos´ como @wikipeix, @Calotejon o @Sergio_Vilarino, etc. Imposible nombrar a todos. El futuro cualitativo y cuantitativo de un periodismo independiente. El presente de una enriquecedora red de opinión y talento que evidencia que el ente está inerte pero el órgano vivo. Rosebud.


Del banquillo al camerino: Crítica centrada en el sector del fútbol, a día de hoy no sigo con tanta atención otros deportes como para valorarlo en su justa medida. Antaño sí. Tiempos de abrumador dominio del micrófono: Luis Miguel López en Balonmano, Ramón Trecet y Andrés Montes en Baloncesto, Carlos Martín en Atletismo, Valentín Requena en Motocliclismo o Pedro González y Carlos de Andrés (el único en activo) en Ciclismo. A la viva retransmisión le acompañaban las brillantes críticas en la prensa.

No he mencionado a un histórico que para mí era santo y seña: Santi Segurola. Enfoques de fútbol hay muchos. Opiniones no compartidas pero admiradas por su fundamentación, también. Ahora, relativizar los medios ajenos utilizados para imponer su filosofía propia no es justo, y hacerlo en un medio de comunicación lo es doblemente. Segurola sabe mucho, y de mucho, pero no está siendo inteligente sumándose a los linchamientos.

(Sí, el escandaloso partido de ayer merecía un artículo al completo. Tenía este post en el horno, listo para ser servido. Andaría justo de tiempo para hacer un análisis del partido copero, así que esta mañana he dejado mis conclusiones en 10 tweets. Recuerda: @Blog_OctavoArte).































2 comentarios:

  1. Rubén Uría me parece un periodista magnífico y un escritor fabuloso, pero creo que su imagen se ve muy dañada ya que en muchas ocasiones se mete en demasiados charcos que escapan de lo estrictamente deportivo, que ni le van ni le vienen. Éso le resta muchos puntos.

    ResponderEliminar
  2. Buen artículo, Creo que hay muchos que hacen la labor periodística, mejor que la habitúal "receta" de mediocridad que ampara el fundamentalismo y tendencioso mercado del fútbol. Yo tambien estoy esa lucha y algun dia sere merecedor de un halago de gente que sabe o que simplemente lee o presta atención como tú, Pablo. Un saludo.

    ResponderEliminar